En el discurso del Rey de la pasada Nochebuena había una cosa muy rara. No nos referimos a la fotografía de los Reyes volando en un jet privado, ni a la flor de Pascua de dos metros que nos hizo recordar que la nuestra siempre se pone mustia antes de que se acabe el año.
En los cambios de plano de la retransmisión de este año, el primero de Felipe VI como rey, hubo un elemento que atrajo más atención que los demás: el sofá rojo que estaba vacío mientras que el Rey hablaba a cámara sentado en una silla.
Parecía estar vació, pero no lo estaba...
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